dilluns, 2 de gener del 2017

Homo unidireccional

El progreso está lleno de malas intenciones. El hombre unidimensional es incapaz de distinguir lo que es de aquello que debería ser, su estructura le impone necesariamente una única dirección. El consumo es nuestro verdadero destino. No encontramos el sentido de la vida solos, lo encontramos consumiendo. No hay novedades por descubrir. Antropológicamente, la mutación puede decirse que está sustancialmente completa: el tiempo ha acelerado tan drásticamente que se ha superado a él mismo. La ciencia ha descrito la realidad entera cuando en verdad no ha explicado ni la más mínima parte. La posmodernidad ha actuado a escondidas bajo el delirio entusiástico del advenimiento de la libertad. El Viernes Santo se ha sustituido por el Black Friday. La religión es espiritualidad: una pizca de budismo, una aspersión del hinduismo, un toque de Kabala, un poco de condimento de New Age y el plato está servido.

Si Jesús echó a los mercaderes del templo, ahora estos lo echan a él.

El templo se ha sustituido por el emblema de nuestra época, la prótesis natural del sueño americano: el garaje. Si el niño de dos inmigrantes armenios pudo desde su garaje fundar una de las multinacionales más granes del mundo, nosotros también podemos. Ea aquí una tentación histérica de ordenar mentalmente lo vigente, hemos tragado la mentira más grande de nuestro tiempo, una verdadera igualdad de oportunidades. Por supuesto, para captatio benevolantinae es evidente que no es un sistema perfecto, pero es el mejor pensado, porque la realidad es falsa por definición y la causa de tu fracaso, al fin y al cabo, te debes a ti mismo. Como consecuencia de esta mentira idolatramos a personajes lamentables y despreciables, psicópatas que matan de hambre y de otras cosas al pueblo como un modelo de homo novus neorrenacentista. Es, sin embargo, evidente para cualquiera que sea sincero con su propia razón, que garajes hay millones y manzanas sólo una.

De Facebook podemos decir, sin mucha vacilación, que Freud hubiera definido un nuevo y sofisticado sistema ritual de apareamiento: la pasarela hedonista-libidinal de masas de origen norteamericana (por citar a Houellebecq). No es otro que el Amazon de la compraventa erótica, un escaparate de aforismos de libros nunca leídos, imágenes que nunca coinciden con la realidad, vidas nunca vividas, un esfuerzo de la fantasía para suavizar la miseria de la propia existencia proyectándola en a una dimensión secundaria y superior de manera similar al “Desencantamiento del mundo” de Weber. Todo cómodamente desde nuestra casa.


Los modelos culturales reales son renegados. La abjuración se ha cumplido. Se puede decir que la “tolerancia” de la ideología hedonista buscada por el nuevo poder es la peor represión de la historia humana. La frustración o incluso la ansiedad neurótica son ahora los estados de ánimo colectivos.

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