dissabte, 5 de novembre del 2016

La Esvástica, la mayor tragedia de los occidentales en Tokio y los JJOO


La Esvástica tiene su origen en el sánscrito védico. Simbólicamente mantiene una significado ligado a un destino favorable, a la buena salud y presagios auspiciosos. En Grecia se llamaba Gammadion y estaba en uso desde el paleolítico como símbolo de la fertilidad, pero los hallazgos más antiguos son del neolítico, descubierta en Mezin, cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania, donde se encontraron varios objetos de uso cotidiano y ritual.
Muchos otros sitios arqueológicos en el corazón de Asia Central han confirmado el uso de este símbolo en esas civilizaciones de clara ascendencia indoaria e iraní a lo largo de los milenos, enmarcándonos en un lapso de tiempo muy amplio.

En toda Europa es posible reconocer la Esvástica como símbolo indoeuropeo ligado al culto solar, el carro de Trundholm y el disco céltico tienen puntos en común con el símbolo en cuestión, que viene en una gama variada de formas: algunas rígidas y angulares, otras suaves y en movimiento. Lo mismo pasa con la Rosa Camuna, otro símbolo de raíces indoeuropeas y hoy presente en la bandera de la región de Lombardía. También conocido por los pueblos nativos de América del Norte y Central, con fines terapéuticos y significados relacionados con sus mitos de la creación. En la época contemporánea se utilizó esta cruz solar en toda la zona oeste, hasta que se convirtió en un símbolo para un uso comercial y deportivo, manteniendo al mismo tiempo una connotación de prosperidad y positivismo, que aún no infundió temor hasta el advenimiento del nacionalsocialismo. La Esvástica, primero, se convirtió en el emblema del partido y después, de la nación.


Despreciar este símbolo sólo por asuntos políticos corresponde negar el uso que hacen de de él las tres religiones principales orientales: hinduismo, budismo y jainismo. En estas tres religiones, que nunca dejaron de ver la Esvástica como un símbolo místico y sagrado, no pueden ser comparadas con la política. La eternidad, la suerte y el sol son las tres características principales que giran en el símbolo. El Buda se representa a menudo con una esvástica a la altura del corazón, para representar una especie de omnisciencia “totalizante”. En el hinduismo representa a veceas las cuatro caras de Brahman y la manifestación en forma universal de Brahman. En el Zen japonés de derivación china se utiliza la versión orientada hacia la izquierda, este mismo símbolo se adoptó como símbolo decorativo y representante de muchos clanes bajo el mando de Tokugawa.

En vista de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio se hizo una propuesta: eliminar esvásticas de los mapas turísticos para extranjeros y reemplazarlos con las pagodas, mientras que para los locales permanecerían sin cambios, ¿la motivación? El Manji, o la esvástica, conmemora demasiado el nazismo al turista occidental. Occidentales, hagamos el favor: no engañemos a los orientales también.

Revaloricemos el Axis Mundi con los conocimientos adecuados. El Reductio ad nazium no podrá más contra la sakti de la verdad.

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