dimarts, 5 de desembre del 2017

Somni blanc&negre

Supose que de vegades no podem distingir la veritat de la mentida, l'anormal de la quotidianitat, l'essència de les petites coses. Hi ha vegades en que no sabem quan hem o quan volem aturar. O quan avançar.

Intentem trobar un patró, unes línies bases, unes estratègies que ens indiquen quin és el millor camí a seguir en la nostra recerca d'un món perfecte. No obstant això, no és tan fàcil com el buscar una bona tàctica, trobar una o altra estratègia, perquè són moltes les variables, moltes les bifurcacions i massa les senderes a recórrer com per intentar conèixer-les totes. 

No obstant això hi ha vegades en què es pot rectificar. Algunes vegades.

dimarts, 30 de maig del 2017

La decadencia, o no, de las instituciones

El mercado juega en la necesidad humana de pertenencia y de conexión, fracturándolo y redefiniciéndolo. La venta en línea de productos o servicios, aunque a partir de la promesa de la experiencia relacional (evaluaciones de productos, capacidad de votar un proveedor o servicio, personalizaciones) cancela los sitios de interacción, lo que reduce aún más la confrontación entre sí.

Desde el mundo "arcaico" de la plaza se ha pasado, primero, a un mundo institucionalizado y unidireccional (partidos de masas, supermercado, televisión) - y hoy en día en un mundo que, para estar a la moda, podríamos llamar post-institucional. Sólo eso sería falso. Las instituciones no han terminado: la desintermediación produce una bi-realidad, en la que el servicio se adapta a las peticiones de los usuarios. Pero esto es cierto sólo en apariencia: tener infinitas opciones significa no tener casi ninguna. En primer lugar, porque el mercado ultra-adaptable en realidad se limita a enjaular la petición individual y dirigirla sabiamente a lo que ya está listo o, a lo sumo, para preparar algo rápido como en un apuro: es el caso de la post-democracia controlada por encuestas.

Sobre todo, en el mundo desintermediado en realidad hay un supermediador: el motor de búsqueda. El establecimiento del orden de las instituciones. El algoritmo del motor de búsqueda, el nuevo semi-dios, el caos sustituto, se convierte en el cerebro de la humanidad en la red. Él decide lo que es visible, adaptándose nominalmente a las peticiones de los ciudadanos-usuarios.

El aumento de opciones, finalmente, impide la posibilidad de profundizar en nada; un contexto similar pretende la capacidad de selección de la superficie, la abolición de la tridimensionalidad. Somos el renacimiento de un universo anárquico, un caos en calma gobernado y dirigido por unos pocos mandones poderosos. En este sentido, la verdad, poco importa: se oculta detrás de un velo de opiniones confusas, ficciones, las superestructuras, en el que se hace difícil navegar, si no totalmente imposible.

La desintermediación se convertirá en el nuevo paradigma no tanto en la toma de decisiones sino en lo institucional. El reto de la modernidad es entonces la siguiente: entender qué reglas serán aplicables en un mundo así, a quién y, sobre todo, con qué legitimidad.

dimecres, 12 d’abril del 2017

De la dependencia del otro

Cada vez más el hombre moderno está a la búsqueda de una “seguridad” individual y satisface menos su necesidad de amor. El ocaso de valores de la vida es cada vez más evidente, sea en la tristeza, sea en la duración de las relaciones y sea, sobretodo, en la búsqueda implacable del bienestar individual que no implica la existencia de relaciones significativas.

La decadencia de este asunto ya estaba en pleno apogeo en los orígenes del pensamiento posmoderno individualista: el rechazo de todas las formas de dependencia, como si el hombre se bastase a sí mismo, como si la palabra “dependencia” fuera un hechizo maléfico contra cualquiera que la pronunciara.

¿Tienes mal humor o alguna dolencia? Un medicamento puede aliviar la sensación de malestar. ¿Te sientes solo? Un coche ofrece nueva compañía inmediatamente. ¿Nos aburrimos? Consume lo que quieras.

Se ha perdido el esmero para establecer una sólida relación que perdura en el tiempo y es saludable.
Con el temor a la dependencia se han negado las relaciones fuertes que proporcionan la máxima implicación de los mismos.

El amor es esa dependencia donde se intenta que cada detalle se vuelva la más bella obra de arte, aquella a la que, a pesar del devenir mutante de las características que impone el tiempo, el bien común de ambos sigue siendo el objetivo común a realizarse

Manipulación

La manipulación de la información con fines propagandísticos supera el límite diario de la “decencia”, tachando de “políticamente correcto” viles mentiras.

De demasiada imparcialidad se muere, debe de haber dicho algún santo del buen periodismo. Porque los considerados grandes medios de comunicación sufren la misma enfermedad: odio a la verdad. O, mejor dicho, su amor por la verdad de quien les da de comer y les seduce. ¡La magia del dinero! Y así ha llegado a ser considerado fuente fiable incluso el Observatorio Sirio de los DDHH.

Sólo los hechos dan credibilidad a las palabras, decía San Agustín.

En otras palabras: significa no postrarse de forma pasiva a la mayoría de los comentaristas y a sus opiniones rechazando la suciedad asfixiante que se distribuye en las diferentes mesas de los centros de acondicionamiento moral.

Serán los herejes de este Occidente los que se salvarán, y no esos figurines que aman estarse quietos acariciando la culata de algunos sillones de terciopelo en ciertos salones. Una vez más, lo harán los pocos felices que aún tienen el valor de pensar por sí mismo y verán con sus propios ojos redimir con fuego esta civilización melosa.

dijous, 16 de març del 2017

Latet anguis in herba

Ilustración de Gustave Doré en la Divina Comedia, Dante.
La destrucción de las ideologías y de las religiones entrega al hombre moderno la desesperación de un vacio que se llena con la primera basura que ofrece el mercado.

Dios muere y, de forma inesperada, el mundo se re-encanta. Se seca el opio del pueblo y, paradójicamente, el Oeste es más procaz, frívolo y lascivo que antes. La metafísica y la ontología tradicional no tienen más voz en el contexto de un “serio” debate científico y paralelamente estamos asistiendo a la proliferación de sectas y movimientos esotéricos sincretistas de influencias dudosas. Las religiones han dado el paso detrás de las ciencias que pretenden explicar el universo según criterios fiscistas y, por lo tanto, cada vez más, la gente confía en las doctrinas envasadas por los chamanes improvisados. El posmoderno, el tiempo en que triunfa lo técnico y su extraordinario poder de transformación, es lo mismo que la Cienciología ha generado, la Nueva Era y su idiosincrasia místico-conspiranoica. Hoy se escucha: teosofía, antroposofía, filosofía homeopática, neopitagorismo, y un largo etcétera.

A medio camino entre la convención comercial y premios de cacahuetes, las ceremonias de Cienciología sintetizan las contradicciones de las instancias posmodernas.

¿Qué ha pasado? Se ha liberado del gran lastre ideológico que hizo esclavos las masas y, ahora, estas mismas masas están hechas de individuos atormentados (a los que se añadieron la neurosis, la pérdida de identidad, sentimientos de culpa debido a la incertidumbre sobre los valores que deben ser respetados, etc.), requieren a gritos soluciones de salvación que evocan, al menos en la forma, las mismas modalidades explicativas en el campo de las grandes religiones reveladoras pero barridas por el positivismo, la ciencia y la muerte de Dios.

¿Pero qué está muerto? No el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que parece estar más vivo que nunca en las circunvoluciones de ciertos neo-profetas místicos, con la aspiración a la que, en los tiempos modernos y premodernos, querían responder a una visión unificada y universal de la realidad, transmitiendo esa idea de que sólo hay fuerzas y partículas moviéndose o esa cultura de que sólo existen impulsos cerebrales complejos y los instintos. Está muerto, en definitiva, el verdadero significado de religión, el cual debe entenderse más allá de sus determinaciones catequísticas particulares, como un momento constitutivo de la vida humana.

Entonces vemos personas que abrazan árboles, que se comunican con los animales como si pudieran revelarle el secreto de su vida interior, que se tragan brebajes orgánicos de dudosa eficacia para el tratamiento de enfermedades graves, gente que usa talismanes, amuletos, mantras, las oraciones más extrañas, y gente que se acopla en grupo en nombre de ridículas deidades de caras extranjeras. Tradiciones que desaparecen de forma visible, llegando a ser nada más que un paliativo para la mala costumbre al borde de una crisis neurótica; la verdadera espiritualidad se evapora, en cualquier lugar, debido a que los diversos mantras casi nunca se corresponden con la auténtica conciencia ética y social.

Así que, haciendo honor al poeta Virgilio, cito estos versos:

Qui legitis flores et humi nascentia fraga,
frigidus, o pueri, fugite hinc: latet anguis in herba.

Los que buscáis flores y fresas que nacen en el suelo/ huid de aquí, la helada serpiente se esconde en la hierba.


dimecres, 1 de març del 2017

Pulvis es, et in pulverem reverteris.

Preguntarse qué es el hombre y cuál es el sentido de su existencia implica pensar acerca de la vida, y también de la muerte.

La muerte está más o menos presente en el pensamiento de todos: como evento inesperado, como un objeto de estudio, como una idea que marca un límite donde se tiene miedo de mirar hacia atrás, ¿qué es la muerte? ¿Es una perspectiva o más bien el final de cualquier perspectiva?

Se puede argumentar, biológicamente hablando, que representa un cambio de estado, el cese de las actividades de un organismo pierde su vida y se disuelve, pero no se desaparece, porque su materia viene a componer algo más; aunque esto no parece reconfortar mucho, se puede decir que, en rigor, morir no significa desaparecer. Aristóteles, Del alma, piensa de la muerte como el fin de aquella determinación específica que una persona que vive constituye, es decir, como la descomposición de su materia (cuerpo) que se produce simultáneamente con la pérdida de su forma (alma) a la que está ligada inextricablemente.

Ya en el poema de la fuerza encontramos:

El pensamiento de la muerte no puede sostenerse sino por relámpagos, desde que se siente que la muerte es, en efecto, posible. Es verdad que todos los hombres están destinados a morir y que un soldado puede envejecer en los combates; pero en aquellos cuya alma está sometida al yugo de la guerra, la relación entre la muerte y el porvenir no es igual que en los demás hombres. Para los otros la muerte es un límite impuesto de antemano al porvenir, para ellos es el porvenir mismo, el porvenir asignado a su profesión. Que los hombres tengan por porvenir la muerte es algo contrario a la naturaleza. Desde que la práctica de la guerra hace sensible la posibilidad de muerte que encierra cada minuto, el pensamiento se vuelve incapaz de pasar de un día a otro sin atravesar la imagen de la muerte.


Weil piensa de la muerte como un horizonte que certifica la igualdad de todas las personas. La Fuerza, el verdadero protagonista de la Ilíada, con su inevitable fatalidad, nos asimila entre ganadores y perdedores, porque tarde o tempranos estamos todos sujetos a la misma suerte. Aunque una vida puede parecer más feliz y válida que otra, aunque puede ser envidiada y codiciada por los que sienten dolor, el imperio de la fuerza se siente en toda existencia, causando sufrimiento y anotando la incapacidad del individuo de resistir la necesidad de los acontecimientos.
Se trata de una interpretación, de Simone Weil, seguramente influenciada por sus vicisitudes y contingencias históricas drásticas, sin embargo se le reconoce el mérito de haber teorizado la igualdad humana aunque sea en una perspectiva de “sufrimiento”, siendo bien real. De hecho, Weil, cree en la vida a partir de la idea de la muerte, en una dimensión de dolor y malestar. La muerte recuerda al hombre que tiene un tiempo finito para sus obras.

Un hombre que no estuviera destinado a morir perdería el sentido del valor de sus gestos y sus relaciones. La muerte en cambio, es la perspectiva que nos impulsa a vivir plenamente nuestra existencia. Las acciones del hombre que necesariamente se va desgastando serán eternas. Cada hecho se determina en el curso de su vida, de manera consciente o no, de todo lo que ha pasado antes y lo que está sucediendo a su alrededor, y al mismo tiempo determina por sus acciones aquello que sucederá.

La muerte es el final de los cálculos individuales, pero también es parte de un proceso eterno. Hay que adquirir consciencia de lo que significa iniciar un camino que alcanza una comprensión de lo que se es en el sentido más profundo.

El miedo a la muerte es ciertamente difícil de extinguir, siempre será una constante que tendrá lugar en el alma humana; pero hay una gran diferencia entre aquellos que la afrontan desde la soledad llegando a despreciar la vida, y los que se encuentran con fuerza y sabiduría para entenderlo como parte de una realidad mayor de uno mismo, en la que está llamado a desempeñar la mayor parte de su función.

Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.

dilluns, 16 de gener del 2017

¡Oh gloriós arcàngel San Miguel...!



Llegint la notícia que topetareu a continuació, m’he recordat del quadro de l’Àngel de la Guarda de Domenico Fetti (1618) que mos protegix del dimoni.

Recorda, i reconeix, que tenim un dimoni igual que tenim un àngel, pero no un en cada costat, que es un vici gnóstic. Ho veig com en la pintura: entre el maligne i u, el magnífic sentinela.









Ací, lo més llògic, seria utilisar un reductio ad absurdum. Pues que prenguen la comunió els assessins, els lladres, i tots els que vullguen si tenen la consciència en pau. Tots poden tindre-la en pau flemàticament perque el subjectivisme no coneix llímits i les circunstàncies possibles son infinites, i a vegades, molt atenuants.

Encara aixina, crec que en el fons hi ha algo encara més greu que l’absurdum. La moral d’a peu es construïx sobre la percepció de que tot es pot realisar i està permés sempre que no faça mal a ningú. No es percep el vituperi que se Li fa per satisfer la sensibleria preponderant o per a sosegar les ments ya sosegades.

La llibertat, més bé albir, de tots deuria acabar quan es damnifica a un Tercer.


Ara vos dixe un poema de Ramón López que vaig llegir moments antes d’anar-me’n al llit, davant esta notícia de la que vos he parlat, que he llegit a l’alçar-me.


Soñé que comulgaba, que brumas espectrales
envolvían mi pueblo, y que Nuestra Señora
me miraba llorar y anegar su Santuario.

Tanto lloré, que al fin mi llanto rodó afuera
e hizo crecer las calles como en un temporal;
y los niños echaban sus barcos papeleros,
y mis paisanas, con la falda hasta el huesito,
según se dice en la moda de la provincia,
cruzaban por mi llanto con vuelos insensibles,
y yo era ante la Virgen, cabizbaja y benévola,
el lago de las lágrimas y el río de respeto...

Casi no he despertado de aquella maravilla
que enlazará mis Últimos óleos con mi Bautismo;
un día quise ser feliz por el candor,
otro día, buscando mariposas de sangre,
mas revestido ya con la capa de polvo
de la santa experiencia, sé que mi corazón,
hinchado de celestes y rojas utopías,
guarda aún su inocencia, su venero de luz:
¡el lago de lágrimas y el río del respeto!

dilluns, 2 de gener del 2017

Homo unidireccional

El progreso está lleno de malas intenciones. El hombre unidimensional es incapaz de distinguir lo que es de aquello que debería ser, su estructura le impone necesariamente una única dirección. El consumo es nuestro verdadero destino. No encontramos el sentido de la vida solos, lo encontramos consumiendo. No hay novedades por descubrir. Antropológicamente, la mutación puede decirse que está sustancialmente completa: el tiempo ha acelerado tan drásticamente que se ha superado a él mismo. La ciencia ha descrito la realidad entera cuando en verdad no ha explicado ni la más mínima parte. La posmodernidad ha actuado a escondidas bajo el delirio entusiástico del advenimiento de la libertad. El Viernes Santo se ha sustituido por el Black Friday. La religión es espiritualidad: una pizca de budismo, una aspersión del hinduismo, un toque de Kabala, un poco de condimento de New Age y el plato está servido.

Si Jesús echó a los mercaderes del templo, ahora estos lo echan a él.

El templo se ha sustituido por el emblema de nuestra época, la prótesis natural del sueño americano: el garaje. Si el niño de dos inmigrantes armenios pudo desde su garaje fundar una de las multinacionales más granes del mundo, nosotros también podemos. Ea aquí una tentación histérica de ordenar mentalmente lo vigente, hemos tragado la mentira más grande de nuestro tiempo, una verdadera igualdad de oportunidades. Por supuesto, para captatio benevolantinae es evidente que no es un sistema perfecto, pero es el mejor pensado, porque la realidad es falsa por definición y la causa de tu fracaso, al fin y al cabo, te debes a ti mismo. Como consecuencia de esta mentira idolatramos a personajes lamentables y despreciables, psicópatas que matan de hambre y de otras cosas al pueblo como un modelo de homo novus neorrenacentista. Es, sin embargo, evidente para cualquiera que sea sincero con su propia razón, que garajes hay millones y manzanas sólo una.

De Facebook podemos decir, sin mucha vacilación, que Freud hubiera definido un nuevo y sofisticado sistema ritual de apareamiento: la pasarela hedonista-libidinal de masas de origen norteamericana (por citar a Houellebecq). No es otro que el Amazon de la compraventa erótica, un escaparate de aforismos de libros nunca leídos, imágenes que nunca coinciden con la realidad, vidas nunca vividas, un esfuerzo de la fantasía para suavizar la miseria de la propia existencia proyectándola en a una dimensión secundaria y superior de manera similar al “Desencantamiento del mundo” de Weber. Todo cómodamente desde nuestra casa.


Los modelos culturales reales son renegados. La abjuración se ha cumplido. Se puede decir que la “tolerancia” de la ideología hedonista buscada por el nuevo poder es la peor represión de la historia humana. La frustración o incluso la ansiedad neurótica son ahora los estados de ánimo colectivos.

dissabte, 5 de novembre del 2016

La Esvástica, la mayor tragedia de los occidentales en Tokio y los JJOO


La Esvástica tiene su origen en el sánscrito védico. Simbólicamente mantiene una significado ligado a un destino favorable, a la buena salud y presagios auspiciosos. En Grecia se llamaba Gammadion y estaba en uso desde el paleolítico como símbolo de la fertilidad, pero los hallazgos más antiguos son del neolítico, descubierta en Mezin, cerca de la frontera entre Rusia y Ucrania, donde se encontraron varios objetos de uso cotidiano y ritual.
Muchos otros sitios arqueológicos en el corazón de Asia Central han confirmado el uso de este símbolo en esas civilizaciones de clara ascendencia indoaria e iraní a lo largo de los milenos, enmarcándonos en un lapso de tiempo muy amplio.

En toda Europa es posible reconocer la Esvástica como símbolo indoeuropeo ligado al culto solar, el carro de Trundholm y el disco céltico tienen puntos en común con el símbolo en cuestión, que viene en una gama variada de formas: algunas rígidas y angulares, otras suaves y en movimiento. Lo mismo pasa con la Rosa Camuna, otro símbolo de raíces indoeuropeas y hoy presente en la bandera de la región de Lombardía. También conocido por los pueblos nativos de América del Norte y Central, con fines terapéuticos y significados relacionados con sus mitos de la creación. En la época contemporánea se utilizó esta cruz solar en toda la zona oeste, hasta que se convirtió en un símbolo para un uso comercial y deportivo, manteniendo al mismo tiempo una connotación de prosperidad y positivismo, que aún no infundió temor hasta el advenimiento del nacionalsocialismo. La Esvástica, primero, se convirtió en el emblema del partido y después, de la nación.


Despreciar este símbolo sólo por asuntos políticos corresponde negar el uso que hacen de de él las tres religiones principales orientales: hinduismo, budismo y jainismo. En estas tres religiones, que nunca dejaron de ver la Esvástica como un símbolo místico y sagrado, no pueden ser comparadas con la política. La eternidad, la suerte y el sol son las tres características principales que giran en el símbolo. El Buda se representa a menudo con una esvástica a la altura del corazón, para representar una especie de omnisciencia “totalizante”. En el hinduismo representa a veceas las cuatro caras de Brahman y la manifestación en forma universal de Brahman. En el Zen japonés de derivación china se utiliza la versión orientada hacia la izquierda, este mismo símbolo se adoptó como símbolo decorativo y representante de muchos clanes bajo el mando de Tokugawa.

En vista de los próximos Juegos Olímpicos de Tokio se hizo una propuesta: eliminar esvásticas de los mapas turísticos para extranjeros y reemplazarlos con las pagodas, mientras que para los locales permanecerían sin cambios, ¿la motivación? El Manji, o la esvástica, conmemora demasiado el nazismo al turista occidental. Occidentales, hagamos el favor: no engañemos a los orientales también.

Revaloricemos el Axis Mundi con los conocimientos adecuados. El Reductio ad nazium no podrá más contra la sakti de la verdad.

dimarts, 18 d’octubre del 2016

Talent show

La tendencia de la televisión en los últimos años, por supuesto del mundo anglo-americano, atiborra de palimpsestos sustituyendo sus inicios por “realitys”. Las características son principalmente dos: la competición; entre actividades de lo más dispares pudiendo ser chefs, pasteleros, cantantes, músicos, tatuadores, peluqueros, etc. Todos rigurosamente aspirantes y no profesionales. Los medios de comunicación son los promotores del sistema social y gritan en voz alta que todos tienen la oportunidad de poder llegar si participan en los cástings. El otro elemento es la autopromoción; el ciudadano posmoderno debe ser capaz de hacerse publicidad, mostrarse a los espectadores, saber interactuar con los jueces y otros competidores, ser original y creativo en la presentación de sí mismo y así poder ganar la simpatía de sus “compradores” (el público de la televisión).

Los “reality show” son la forma de entretenimiento que mejor se adapta a las exigencias del mercado mundial. Los competidores son los consumidores perfectos deseados por el capitalismo de hoy. Se trata de la última evolución del consumo televisivo: la amplificación mediática de la autopromoción individual.

El “talent show” va un paso más allá y se extiende la amplificación publicitaria en todos los sectores de consumo. Lo que se pide al trabajador en la sociedad del consumo es el fortalecimiento de su representación. No sólo se trata de describir la calidad de los productos que se desean vender (a sí mismos), se trata de la manipulación de su identidad para adaptarse mejor a las necesidades del mercado. La publicidad de ellos mismos se convierte en una técnica refinada de importancia parecida, o más bien superior, a la producción material real y propia. La televisión lleva esta técnica al nivel supremo. El competidor debe ser capaz de mostrar sus habilidades en el campo que ha elegido y también poder adaptarse a los requisitos de la televisión.